El presupuesto de la empresa fue opacado por el clamor popular

El presupuesto de la empresa fue opacado por el clamor popular

El club de la Ribera eligió a sus representantes por los próximos cuatro años, con la lista que tiene a Juan Román Riquelme a la cabeza posicionándose ganadora con el 65,3% de los votos.

Finalmente, después de tantos guiños de los integrantes de la oposición a sus amigos dentro del Poder Judicial, de perjudicar al club y a los socios con el único objetivo de apropiarse de algo que no les pertenece, la Justicia tuvo un mínimo de sentido común y habilitaron la jornada de sufragio en el barrio de La Boca.

Pudiendo optar entre dos listas muy antagónicas entre sí, los socios de Boca Juniors pusieron el voto en la urna y decidieron, por voluntad popular, que el máximo ídolo de su historia sea quien presida el club hasta diciembre de 2027.

Sin embargo, estas no fueron unas elecciones más del montón, ya que estuvieron rodeadas de polémica por fallos judiciales de lo más ridículos, desde denuncias falsas hasta el impedimento del derecho a votar.

El mensaje del oficialismo fue el mismo a lo largo de toda la campaña, señalando que la oposición no apostaba a la elección democrática, y por eso mismo ponía tantos palos en la rueda.

Ejemplos hay de sobra, pero si miramos hacia atrás y nos situamos en lo más reciente, se puede nombrar la “desaparición” del canal oficial del club en Youtube.

El hecho ocurrió el sábado por la tarde-noche, después de que se haya dado aviso de que Riquelme iba a brindar la última conferencia de prensa previa a las elecciones, y como quien no quiere la cosa, el canal fue dado de baja y tuvieron que hacer uno nuevo a último momento.

“Mauricio Macri quiere intervenir el club” fueron las palabras que repetía el diez en cada oportunidad que tuvo, pidiéndole a los hinchas que estén alertas frente a la constante amenaza de intervención por parte de la Justicia, que quedó demostrado más de una vez, inclinaban la balanza siempre para el mismo lado.

A simple vista puede parecer algo casual, pero no hace falta ser del campo intelectual para notar las maniobras sucias que se entretejen detrás de escena con el único fin de manchar la elección democrática, apelando a herramientas que conocen de memoria.

La posición de los hinchas frente a esta situación también había sido contundente en varias oportunidades. Por ejemplo, el 28 de noviembre autoconvocandose en las puertas del club cuando se confirmó que las elecciones quedaban suspendidas, o incluso con más énfasis el 3 de diciembre, en una marcha con diez veces más convocatoria para reclamar en contra de la suspensión de las elecciones, donde el ídolo marchó junto con el pueblo.

Por suerte para los socios, que ya venían hartos del manoseo judicial, el pasado domingo 17 de diciembre dejaron en claro su postura a través de las urnas.

Los hinchas de Boca dijeron presente en el barrio que los vió nacer, a pesar del temporal que llegó de madrugada, a pesar de la distancia que podía haber para quienes viven en el interior, y a pesar de las trabas que la oposición puso desde el principio.

“Aunque Macri no quiera, vamos a votar, todos juntos de la mano de Román” fue uno de los cánticos que entonaban, agrupandose a medida que salían de votar y quedándose en el barrio para esperar el resultado de los comicios.

Otro lado inédito de las elecciones en Boca fue que, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, el voto se emitió en el campo de juego.

Como una manera de reafirmar su posición respecto a la jubilación o defensa de La Bombonera, cuando se empezó a entrar en clima electoral, Riquelme sorprendió a los hinchas comunicando que se iban a instalar tres carpas en la cancha para llevar a cabo los comicios, las que afortunadamente resistieron al temporal.

De esta forma, incluso después de emitir el voto, los socios podían optar por quedarse en la platea baja, disfrutando del evento y de estar en el Estadio.

Esta vez, el billete no pudo pasar por encima del amor y la lealtad que los hinchas demostraron tener hacia su club, y el resultado de las urnas fue claro y conciso. Los socios eligieron como presidente a Juan Román Riquelme, ex jugador, pero sobre todas las cosas, hincha de Boca.

Hace un tiempo, a través de una entrevista que Román dió desde La Bombonera, quedó instalada una frase que se hizo muy popular entre los hinchas: “Yo nunca fui, ni voy a ser empleado de ellos”.

Estas palabras podrían tranquilamente resumir la historia de Román no sólo en este proceso electoral, sino también en Boca. Odiado por quienes llevan la batuta por el simple hecho de no haber podido ponerle precio a su palabra y sus acciones, por hacerle frente a los poderosos y decir siempre lo que pensaba, no lo que pedían que diga.

En un mundo comercial, regido por el valor de las cosas por sobre la pasión, en las dobles caras por sobre la lealtad, en un fútbol con dirigentes corruptos con intereses personales por encima de sus responsabilidades con el club que presiden, Riquelme se presenta como la trinchera de un fútbol popular, de los hinchas y de los socios, arraigado a la identidad del club y del barrio que los cobija.

Le hicieron la vida imposible cuando era jugador, impidieron que se retire en el club de sus amores, a pesar de las manifestaciones de hinchas pidiendo por su renovación en aquel momento, filtraban su sueldo, le armaban operaciones mediáticas a cargo de periodistas que olvidaban ejercer su profesión, y hasta persiguieron a su familia, tanto cuando era jugador como ahora desde el rol de dirigente.

Sin embargo, parafraseando sus propios dichos y haciendo eco de la realidad, lo detestan porque él tiene algo que ellos nunca van a conocer, que es el amor popular.

Por Juliana Avila