Fue al Mundial de Qatar, lo estafaron y terminó preso: “Me rompieron la vida”

Fue al Mundial de Qatar, lo estafaron y terminó preso: “Me rompieron la vida”

Marcelo Martínez fue detenido un mes antes de que comience la competencia por una investigación en la que ni siquiera fue imputado. “Si en la tele pasan el penal de Montiel, cambio de canal”, dijo a TN.

Marcelo Martínez se autodenominó “el primer hincha argentino” cuando llegó a Qatar. Lo hizo el 3 de mayo de 2022 junto a Angie, su esposa, con el objetivo de vivir los meses previos al Mundial en Doha y conseguir asentarse en el país árabe sin gastar un dólar.

Dio notas y protagonizó entrevistas con medios nacionales e internacionales. Su rostro era popular: lo buscaban para pedirle recomendaciones y hasta solicitaron su imagen para ser parte de la publicidad oficial que Qatar incorporó en sus aeropuertos.

Sin embargo, el 13 de octubre de 2022, cuando faltaba más de un mes para el inicio de la competencia, el abogado de 54 años fue detenido. Permaneció 77 días en una prisión qatarí sin ningún contacto físico con el mundo exterior. Perdió dinero, ropa, entradas, peso y su sueño más preciado: ver a Lionel Messi levantar la copa.

Regresó a Buenos Aires el pasado 24 de julio luego de que el Estado qatarí le habilitara el pasaporte para salir del país tras vivir todos los meses posteriores a su liberación sin visa, con dinero prestado y con la incertidumbre de saber qué sucedería con su futuro.

Por qué lo detuvieron en Qatar

“La idea era juntarnos allá con amigos y buscar un lugar para estar todos juntos. 50 personas en un mismo sitio para poder hacer asados, juntadas, invitar gente. Un campamento de hinchas argentinos”, relató Martínez a TN.

Por intermedio de un amigo conoció a una persona local, miembro de una empresa que empezó a mostrarle diversas propiedades para alquilar. “Lo consulté con los amigos que estaban en Argentina y finalmente nos decidimos. Empezaron a mandarme dinero por Western Union y yo alquilé esos lotes”, recordó.

Marcelo relató que la empresa tenía tres oficinas, flota de autos de juntos, trabajadores qataríes y muchas secretarias. “No había ninguna chance de que yo dudara”, indicó.

El 11 de octubre, dos días antes de su detención, Marcelo vio cómo un grupo de policías se llevaba a su compañero argentino. Él, sin saber qué estaba ocurriendo, decidió presentarse en la comisaría con los papeles, las facturas y los comprobantes correspondientes para certificar que todo lo que habían hecho estaba en regla.

“Fui a declarar como víctima al día siguiente, porque en ese allanamiento nos llevaron un auto. Nosotros fuimos a hacer una denuncia y al otro día me vinieron a detener a mí”, narró.

“Me empezaron a mostrar a gente que era parte de una banda delictiva. Un entramado en donde en el centro estaba el hombre que me hacía los recibos y los contratos. De ahí salían un montón de otros nombres”, explicó Marcelo.

Al ser parte de una misma investigación, la Fiscalía decidió detenerlo por la ley que ampara a la Justicia del país árabe, mediante la cual pueden dejar presa a una persona seis meses, aun sin estar imputada, si es parte de la investigación.

“Me llevaron a la Fiscalía y me pusieron las esposas. La primera vez en mi vida que me pasaba eso. Declaré cuatro horas y solo conté lo que había hecho: contratar a una empresa para alquilar unas casas y vivir ahí con mis amigos”, dijo Marcelo.

En total, el abogado pasó 77 días detenido. “Estábamos muy esperanzados con salir previo al Mundial, pero el 16 de noviembre renovaron el plazo y me terminé yendo el 28 de diciembre. Yo no quería estar un minuto más en Qatar, porque ahí es donde los conocí. Ahí es donde conocí a esa gente sinestra”, sostuvo.

“De perderme el Mundial no me recupero”

Marcelo había hecho curso de barista y hasta había estudiado peluquería por si surgía algún trabajo previo a la Copa del Mundo. El objetivo suyo y el de su esposa era gastar la menor cantidad de dinero posible. Sin embargo, los sueños se truncaron cuando aún faltaban más de 40 días para el debut de la Selección Argentina.

“Era el sueño de mi vida, lo tenía al alcance de mi mano, iba a ser soñado, podíamos estar todos juntos, compartir asados con mucha gente. De perderme el Mundial no me recupero”, contó Marcelo.

“Yo vi todos los partidos del Mundial, vi más partidos que cualquiera. Del primero al último. Sin embargo me pasa que hoy paso un canal de deportes, veo que está el penal de Montiel y lo saco. Cambio de canal. Hace meses que cambio los canales para no ver nada”, dijo Marcelo.

Y continuó: “No sé lo que es una repetición de Argentina o un festejo. Qatar me dio el privilegio de ser el único argentino en el mundo que no festejó el Mundial. No que no lo vio, porque el que lo escuchó en la radio por lo menos lo festejó. El que estaba desde afuera en una pizzería lo festejó. Yo no lo festejé porque no tenía nada que festejar”.

“Lo más duro de estar preso es la sensación de libertad. Hay muchas sensaciones e imágenes que te permiten creer que estás libre. Yo no podía escuchar música o ver gente sentada en una cancha de fútbol, porque es una sensación de libertad”, dijo Marcelo.

“No poder hablar por teléfono con mi familia, no tener ningún contacto con mi familia por mucho tiempo. Que el contacto sean 15 minutos, cuatro veces por semana, para hablar de una causa. De cosas que hacer, de dónde estaban las entradas. Perdí muchísima plata. Perder tiempo en eso, en saber que tengo una madre de 81 años sufriendo. Eso fue lo más espantoso”, rememoró, entre lágrimas, el abogado.

Cuando fue liberado, Marcelo debió esperar a que la Justicia cerrara la investigación y así poder irse de Qatar. En esos meses, al no tener visa, no podía registrarse en hoteles y debió rebuscársela para sobrevivir.

“Dormí en McDonald’s varias noches. Una no tenía dónde ir y anduve en bicicleta durante horas. Estaba solo y gastaba entre 40 y 50 dólares por día. En siete meses perdí US$11.000 porque no me dejaban salir del país”, indicó.

Marcelo concluyó: “Aún no puedo hacer nada, no puedo registrar mi firma digital como abogado ni en la Ciudad de Buenos Aires ni en la Provincia. No logré insertarme en ninguna actividad. La realidad es que me cortaron la vida, emocional, económica y materialmente. Realmente me rompieron la vida”.

Fuente: TN